Aprender a conocer, valorar y superar los conflicto de pareja
Aprender a conocer, valorar y superar los conflicto de pareja
El ser humano es un animal gregario, necesita interrelacionarse con los demás y con su entorno. Dentro de las relaciones interpersonales, podemos abrir un apartado aparte a las relaciones de pareja. Nos encontramos en numerosas ocasiones en la consulta, personas afectadas psicológicamente por una ruptura, por ser incapaces de encontrar la estabilidad en sus relaciones, porque se enganchan a sus parejas creando modelos adictivos de relación, por ser incapaces de iniciar una relación por el miedo que esto le genera…
En nuestras relaciones interpersonales, influyen nuestras experiencias pasadas y las presentes. En consecuencia, percibimos los acontecimientos nuevos de igual modo que los viejos: si he fracasado en la mayoría de mis relaciones, si me he enganchado a mis parejas anulándome como persona, si tengo constantes conflictos en mi relación… en estos casos, al enfrentarnos a una situación similar, me volverán a aparecer los mismos miedos que las veces anteriores.
Existen diferentes variables que nos afectan tanto para la elección de la pareja, como para el afrontamiento de los problemas que se generan de ésta. En ocasiones, esta información que determina las relaciones que pueda tener una persona y la manera que tiene de enfrentarse a los conflictos, le pasan totalmente desapercibidos. El primer paso para poder resolver con eficacia una situación conflictiva consiste en conocer cada factor y darse cuenta de hasta que punto puede influir en la relación de pareja.
El conocimiento es el primer paso para el cambio y la solución de conflictos.
Variables que influyen en las relaciones amorosas
- Deseo: Es percibido como la necesidad de buscar satisfacciones sexuales, fantasías sexuales, deseo de abrazar y acariciar, deseo de ser abrazado y acariciado…
- Atracción: La atracción supone el deseo pero orientada básicamente hacia el objeto del deseo. Implica que alguna persona o estímulo concreto (real o fantaseado) tiene “valor erótico”.
- Enamoramiento: Se trata de la suma del deseo y la atracción. El enamoramiento aunque es vivido y sentido como una experiencia única e individual, se expresa en percepciones, sentimientos, fantasías y conductas, que con frecuencia guardan gran similitud en las diferentes personas enamoradas, por más que haya también grandes diferencias individuales.
Entre otras variables que influyen en las relaciones de pareja es necesario hablar de la AUTOESTIMA o lo que es lo mismo, el concepto que tenemos de nosotros mismos: Cuando una persona no se sostiene por sí misma, puede llegar a buscar que sea el otro el que la sostenga, utilizándolo así como único punto de apoyo en su vida. Sin él se caería, por lo cual, le necesita para su “sobrevivir” diario, generando entonces relaciones patológicas o adictivas.
Así mismo, si nuestra autoestima es baja, nuestra capacidad para iniciar relaciones de pareja se ve mermada, produciéndonos miedo e inseguridad. Con respecto a las relaciones de pareja ya consolidadas pero que puedan tener conflictos de comunicación, ocio, pasión…, la autoestima también tiene relación en el sentido de que si no nos vemos aceptables como personas, difícilmente podremos aportar fortaleza a nuestra relación.
Importancia del APEGO Shaver y Hazan (1987) consideran que “el proceso amoroso puede ser entendido desde los patrones de apego que se forman en la infancia y se mantienen a lo largo del ciclo vital”. La historia y estilo de apego se relacionan con la experiencia amorosa que tienen las personas adultas en este sentido: experiencia amorosa más positiva en el caso de las personas que tienen una historia de apego más positiva y estilo de apego más seguro. El apego es un patrón relacional relativamente estable que acaba conformándose en uno de estos 3 tipos fundamentales:
- Apego seguro: se asocia con relaciones confiadas y positivas. Con más autonomía previa, mejor selección de pareja, ideas más realistas y favorables sobre el amor, más fácil intimidad y compromiso, más satisfacción en el vínculo, mejor capacidad para superar una ruptura.
- Apego ansioso: se asocia con relaciones dependientes y continúa necesidad de confirmación de que se es amado, dificultades para la autonomía, búsqueda y selección precipitada, miedo a no ser amado, miedo a la pérdida y celos frecuentes, ideas contradictorias sobre el amor, dificultad para romper.
- Apego evitativo: se asocia con relaciones desconfiadas y distantes. Con pseudo autonomía emocional, miedo a la intimidad, dificultad para establecer relaciones, relaciones con poca intimidad, dificultad para las manifestaciones afectivas, ideas pesimistas sobre el amor, aparente fácil ruptura, inseguridad camuflada.
Conflictos de pareja
Aparecen cuando en los 2 miembros existen dos motivaciones de carácter opuesto pero de igual intensidad. Son la base de los malos entendidos de la relación de pareja y son con mucho, los causantes de la insatisfacción, frustración y debilitamiento y hasta perdida de la pareja si no están bien resueltos. Hay algunas áreas de conflicto que aparecen más constantemente, como por ejemplo la repartición de las tareas de hogar, que provocan discusiones y situaciones desagradables pero que generalmente no dan lugar a la ruptura.
Existen otras fuentes de conflicto que tiene como base aspectos más profundos propios de la pareja y son éstos los que sí pueden generar problemas más graves. Estos derivan del desacuerdo en la manera de percibir la intimidad, el grado de compromiso y la pasión. Mantener la satisfacción en la relación de pareja requiere un gran esfuerzo por ambas partes así como la utilización de ciertas habilidades que ayuden al buen funcionamiento de la misma (comunicación, respeto, complicidad, pasión…).
Comunicación en la pareja
Es casi innecesario mencionar que una buena comunicación es la base de una relación de pareja satisfactoria. La comunicación no siempre es verbal ya que la pareja también se mira, se toca, se sonríe (comunicación no verbal).
Ante una situación en la que queramos comunicar algo, la manera o forma de emitirlo, el cómo lo reciba el otro y el contenido de este mensaje son fundamentales. Así, nos encontramos con diferentes maneras de comunicarnos y algunas de ellas no son precisamente positivas. La coerción”: se trata de una manera de comunicación donde tan solo se tienen en cuenta nuestras propias necesidades haciendo al otro la vida muy difícil en el sentido de que no se tienen en cuenta sus necesidades e intentando conseguir la sumisión o anulación del otro. Esto es así porque el miembro de la pareja que cede lo hace no porque considere que el otro tiene razón sino para evitar la discusión y amenazas.
En conclusión: para escapar de un conflicto. Respuestas emocionales negativas”: “son aquellas palabras, gestos, acciones etc., que se experimentan como desagradables: gritos, amenazas, humillaciones, sarcasmos…y que en numerables ocasiones es lo que mantiene fundamentalmente unida a una pareja.
Entre las maneras o formas positivas de comunicarnos nos encontramos según Liberman:
- Expresiones verbales: cumplidos, halagos, palabras cariñosas, piropos…
- Comportamientos de afecto: hacer una caricia, coger de la mano, rozar la mejilla…
- Acciones que hacen que la vida para su pareja sea más fácil o agradable: intentar no hacer ruido despertarle, preparar una comida que le guste, hacer un regalo…
OCIO Y TIEMPO LIBRE Uno de los conflictos más frecuentes en las relaciones de pareja es la diferente perspectiva de ambos miembros para organizar su tiempo libre y sus actividades sociales. Pudiera ser que ambos se hayan dejado llevar por la rutina cotidiana, embargados por sus respectivos trabajos y quehaceres diarios y que hayan olvidado cómo divertirse. O bien porque cada uno busca su propia diversión independientemente de su pareja y/o al revés: se pasan la vida juntos y no se relacionan con nadie más.
También suele ocurrir en parejas jóvenes que al tener un hijo, el punto de vista sobre cómo organizar las actividades sociales es diferente, ya que un miembro de la pareja puede querer centrarse únicamente en el cuidado del niño (dejando el área social de lado) y el otro demanda intentar planificar un tiempo propio de la pareja.
Sea como fuere, la persona como individuo independiente tiene sus propias necesidades y es difícil adaptarlas y compaginarlas con tu pareja. Por ejemplo: si yo tengo la necesidad de quedarme en casa los fines de semana porque realmente me apetece y disfruto de ello, ésto no me genera ningún problema, es más, me produce felicidad. Pero como persona independiente. Ahora bien, si mantengo una relación de pareja donde el otro necesita y disfruta saliendo los fines de semana y a mí no me apetece, aparece un conflicto de intereses. La manera de solucionar este conflicto y la importancia o relevancia que la pareja le otorgue, va a depender de los recursos emocionales, de comunicación, de empatía… de cada uno de los miembros.
Expectativas, creencias y formas de interpretar los conflictos
Las ideas que cada miembro de la pareja se hace en referencia a su vida en común, a su convivencia, a sus perspectivas de futuro…en ocasiones son punto de conflicto ya que puede ocurrir que los 2 miembros de la pareja no lo vean de la misma manera. Sin embargo, todo ello hace referencia las ideas que cada miembro tiene sobre lo que debería ser su relación para que ésta sea totalmente satisfactoria “lo que debería ser y lo que es en realidad”, siendo fuente de numerosos conflictos en el caso en el que los miembros no lo perciban de la misma manera.
Nos referiremos sobre todo a cómo cada miembro de la pareja puede interpretar los problemas que les ocurren. Las interpretaciones de estos motivos son lo que llamamos atribuciones. Cuando tu pareja, por ejemplo, no recoge la mesa después de comer puedes pensar que: es un/a egoísta que siempre piensa en sí mism@ y que nunca te tiene en cuenta. Si cambias este planteamiento y piensas que no es que sea egoísmo sino que en su casa nadie le enseño y realmente es una falta de “aprendizaje”…., la reacción que se tiene hacia el otro es completamente diferente.
- Infidelidad: En una relación de pareja no influyen sólo los factores internos de la misma (habilidades de comunicación, expectativas de futuro, compromiso…), también hay factores externos que la influyen directamente: estrés laboral y personal de cada uno de los miembros, la rutina, problemas relacionados con el ambiente como familia y amigos En estos momentos donde la relación pudiera estar más baja a nivel emocional, por esta serie de conflictos externos e internos de la propia pareja es cuando la pareja está más vulnerable (más probabilidad de que ocurran cosas negativas). Es esta vulnerabilidad la que puede desencadenar que entre otra persona en la relación y aparezca entonces la infidelidad.
- Celos: Los celos sanos suponen el preocuparse por el miedo a perder a la persona amada, porque tenga una relación real o imaginaria con alguien. Los celos patológicos están acompañados de intensos sentimientos de inseguridad, auto-compasión, hostilidad y depresión y suelen ser destructivos para la relación. En el caso de los celos hay mucha relación con la autoestima. Si yo me veo fuerte y seguro y tengo una autoestima alta, no dependeré de mi pareja esté siempre conmigo para sentirme bien ya que me sostengo solo, estoy lleno de otras muchas cosas, sin embargo, si mi autoestima es baja, me siento inseguro y la única manera de llenarme de seguridad es que mi pareja esté únicamente conmigo, optaré por presionarla y depender de esta exclusividad para sentirme lleno. Los celos se basan en creencia irracionales : si yo pienso “mi pareja no puede dejarme nunca porque sabe que si lo hace, me producirá mucho dolor, por lo cual, sería una mala persona”, estoy utilizando un pensamiento irracional.
Relaciones dependientes
En una situación de una relación de pareja, se puede producir un conflicto (problema), que haga que los miembros de la pareja tomen 2 decisiones: o trabajar conjuntamente para solucionarlo o romper la relación (a veces es un único miembro de la pareja el que toma la decisión de dejarlo). Pero puede ocurrir que uno de los miembros de la pareja opte por negar la evidencia de este conflicto, o se autoinculpe constantemente cada vez que hay un problema.
Si esta situación de autoinculpación se perpetúa, se produce entonces una desigualdad de roles en la relación, donde uno tiene más poder que el otro. El que tiene menos poder, se queda enganchado al otro, produciéndose entonces una relación adictiva ya que éste “necesita al otro” de una manera enfermiza y es capaz de anularse y negar evidencias solo por estar con él. El resultado final es que la personalidad del dependiente se anula en la del dominante, que puede o no ser consciente de lo que hace.
Entre las relaciones dependientes nos encontramos con:
- Adicción al amor: Pía Mellody nos habla de esta enfermedad que consiste en que los afectados asignan un tiempo desproporcionado a su relación y un valor por encima de sí mismos a la persona de la que son adictos, a veces de una forma incluso obsesiva. Mantienen expectativas irreales con respecto a la consideración positiva e incondicional de la persona a la que están enganchados. Se descuidan
e infravaloran mientras están en la relación. - Dependencia emocional: Jorge Castelló la define como «un patrón de necesidades emocionales insatisfechas desde la niñez, y que ahora de mayores, buscamos satisfacer mediante la búsqueda de relaciones interpersonales muy estrechas». Se trata de un trastorno desadaptativo que únicamente se produce con el sujeto del que se depende, por lo cual, es menos generalizado que el anterior, aunque no por ello menos grave.
- Codependencia: Sirvent, la define como la especial relación que se establece entre una persona que convive con un toxicómano (habitualmente un alcohólico pero también pueden ser otras drogas). Estas personas sobreprotegen y justifican todos los comportamientos del adicto por muy aberrantes que éstos sean.
- Bidependencia: Según Mª Cruz Ribas Reguero, es “el conjunto de actitudes, comportamientos y afectos que, afectan a una persona que es dependiente de una droga y de otra persona al mismo tiempo.