Cuando el dolor de una pérdida amorosa no se procesa

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Cuando el dolor de una pérdida amorosa no se procesa

Ante la ruptura de una relación es imprescindible normalizar nuestra vida lo antes posible y evitar desarrollar pautas de conducta destructivas que el común de la gente emplea como paliativo para mitigar su pena. Para lograrlo antes, es importante conocer cómo superar una ruptura estando enamorada, porque hay consejos a seguir y varios a no seguir.

También es importante conocer qué fases del duelo amoroso existen, para saber si sigues enamorada de tu ex y te puedas responder a otras preguntas como ¿por qué lloro cuando recuerdo a mi ex?

Se intenta escapar del dolor aferrándonos a fantasías que poco o nada tienen que ver con la realidad y posponemos el momento en que tendremos que enfrentemos a esa «profunda sensación de fracaso e insuficiencia» y al «sentido de pérdida», que es parte del proceso que tenemos que vivir.

Ilusionarnos o tener fantasías es hasta cierto punto normal y su contenido variará según cual haya sido nuestro papel tanto durante la relación, como en la ruptura: rechazado o rechazador.

Fases del duelo amoroso

Los psicólogos no se ponen totalmente de acuerdo en cuáles son, pero, sin duda, las 4 principales fases del duelo amoroso son:

  • Fase de negación.
  • Fase de ira.
  • Fase de depresión.
  • Fase de aceptación.

Cómo NO superar una ruptura estando enamorada

Nuestra mente muchas veces nos juega malas pasadas y construimos una imagen de nosotros mismos y de la otra persona que no se ajusta a los hechos, a las circunstancias, a la vida que lleváramos con esa persona y a los motivos de la ruptura. La idealizamos, la desmerecemos, culpamos a otros de la situación, nos culpamos a nosotros mismos y con esa culpa vivimos infelices añorando algo que ya se perdió y que probablemente nunca se recupere.

Muchos toman posturas extremas a la hora de asignar culpas. Unos se asumen culpables de todo, de lo que se ha hecho y de lo que les han hecho o han dejado de hacer. Otros no asumen responsabilidades y consideran que toda la culpa la tiene el otro, asumiendo ser una pobre víctima de las circunstancias. Se suele además descalificar a la otra persona pensando que así podrás recuperarse de la crisis que estás atravesando.

Engañarnos a nosotros mismos y utilizar cualquier mecanismo que nos aleje de e la realidad retrasará nuestro proceso de «curación», ya que, si bien en un momento podremos «consolarnos» con este tipo de engaño, en nuestro interior siempre se revelará la parte de nosotros que conoce la verdad.

Estrategias inadecuadas para superar una ruptura

Si pensamos que la soledad, el alcohol o las drogas, huir a otro lugar, consolarnos con relación accidentales, nos pueden aliviar, estamos muy equivocados. No nos ayudarán, nos enfermaremos y tendremos mayores problemas.

Caer en adicciones o confiar en “magos”

El alcohol y las drogas nos alejan de la realidad, nos hunden y nos enferman. La soledad deprime, nos aparta de otras personas que nos quieren y se preocupan de nosotros y también enferma.

Tampoco servirá confiar en personas inadecuadas, charlatanes, gente de poca confianza, pues no nos aportarán protección, apoyo o soluciones. Es preferible hablar de nuestro dolor, de nuestros sentimientos con personas de confianza que nos apoyen y nos comprendan.

Usar otra relación para superar una ruptura

Entablar una nueva relación prematuramente, sin haber resuelto el duelo no es saludable ni para ti ni para la otra persona. «Un clavo no saca a otro clavo». Es probable que cada vez que te sientas «enamorado» en realidad estarás «necesitado».

En lugar de enfrentar el dolor, estarás buscando a una persona que te cuide o te acompañe para que el tiempo pase más rápido y no estar solo, pero no a una pareja.

Cómo olvidar a tu ex

Vivir en el pasado o esconderse del dolor

Hay personas que insistentemente se mantienen apegados al pasado sin darse oportunidad para construir un futuro. Encuentran la ruptura, tan dolorosa que hacen un pacto consigo mismos para no volver a querer, no volver a sentir no volver a amar.

Cierran puertas, no se dan oportunidad para superar su dolor y establecer una relación que le proporcione amor, compañía, protección, apoyo tan necesario para una vida sana, para una vida tranquila y feliz. El amar a otras personas y continuar viviendo no significa querer menos o no querer de verdad.

Algunos se torturan escuchando música o contemplando objetos, lugares que insistentemente le hacen recordar a la otra persona, sin darse oportunidad para afrontar la realidad y vivir su dolor con dignidad.

No llames si no quieren escucharte, no busques si no te quieren encontrar. Esto prolonga tu dolor, lo convierte en obsesión, baja tu autoestima y hace que tu vida y la del otro sean un infierno.

No es tampoco una solución aislarse, huir y dejarlo todo. El dolor lo llevamos por dentro, nos seguirá a donde vayamos y eso nadie lo puede cambiar.

Forzar que la relación vuelva

Otros intentan superar una ruptura imponiéndose, tratando por todos los medios de lograr que se reanude la relación. La violencia, el chantaje o la manipulación no conducen a nada. Nos hace vivir un infierno, nos trae graves problemas. Este comportamiento genera odio, resentimiento, enfermedad.

Estacionarse en una de las fases del duelo significa detener el proceso y seguir sufriendo. Deja que el despecho se elabore. No te detengas, deja que fluya y trabaja en tus emociones y sentimientos en cada etapa. Desarrolla las técnicas necesarias para manejar mejor tus emociones.

Cuando el duelo no se resuelve positivamente, se vuelve crónico y no nos recuperamos. Lo que distingue el duelo normal del anormal, es la intensidad y duración de las reacciones en el tiempo. En el duelo anormal el proceso queda bloqueado y el dolor no es elaborado.

Si los sentimientos de fracaso e insuficiencia se apoderan de nosotros, es importante recordar que somos responsables de nuestra propia conducta y que no podemos cambiar la conducta de la pareja, a menos que ésta quiera. Tu única preocupación deberán ser los cambios que tú necesitas hacer en tu vida.

El amor no se obliga. Es más saludable vivir nuestro duelo, nuestro despecho y salir adelante sin rencor, sin culpa. Perdonando y olvidando. Viviendo y dejando vivir.

Cómo superar una ruptura estando enamorada

No todas las personas reaccionan igual ante la ruptura amorosa. Pensar que nuestro mundo se ha vuelto confuso e inseguro, que tenemos sentimientos y emociones encontradas, que sentimos rabia, cólera y tristeza a la vez, es normal en estas circunstancias. ¿Qué hacer para aceptar el dolor y superarlo?

Deja que tus emociones fluyan, acéptalas, son propias del duelo

La rabia, la cólera, la tristeza, el desconcierto, la impotencia… son emociones naturales que, así como aparecen también se agotan y desaparecen. Todos la sufrimos. Son parte de nuestro dolor. Si te opones a ellas van a aparecer con más intensidad y el dolor será más agudo, no lo podrás soportar y enfermarás.

Siente tus emociones como algo desagradable que tiene que suceder. Acéptalas como parte de tu dolor, vívelas, verás que en el futuro te rendirán muchos beneficios.

Ante la emoción de rabia, de cólera, vívela, siéntela, pero sin hacerte daño ni hacer daño al otro o a otros. No hagas al otro o a otros recipientes de tu cólera, no tienes derecho aún sí el comportamiento de esa persona te haya afectado profundamente. No es necesario.

No des paso a la ira. Si estás muy cargado de rabia, de rencor, golpea un colchón o un cojín, un muñeco, grita, insulta con todas tus fuerzas, siempre y cuando estés a solas y no lo hagas para herir o agredir a alguien. No tienes derecho a hacerlo.

La violencia, la manipulación el querer imponer una situación o dirigir tu rencor, tu hostilidad hacia otras personas inocentes, crea problemas, causa tristeza y dolor en quien no lo merece. Terminas solo, frustrado, con un dolor más intenso, más insoportable… la tristeza y la cólera permanecerán sin superarse y la culpa se incrementará por tu actuación.

Comparte tu dolor con libertad y amor. Pon tu confianza en familiares, en amigos de confianza, en personas que te escuchen, te comprendan y te apoyen. Disimular nuestro dolor no es bueno. No permite la comunicación con otros que nos pueden acompañar y aliviar nuestro dolor.

Fases del duelo amoroso y cómo saber en cuál estás

Recuerda la relación, pero crea distancia con tu expareja

Revive la experiencia de la ruptura, de la separación, de tu despecho. Esto facilitará el proceso de superar una ruptura. Duelo del que no se habla es duelo que no cicatriza.

Recordando los hechos y circunstancias de la ruptura y nuestra vida con la ex pareja podrán venir a nuestra memoria los detalles y las cosas que realmente pasaron. Esto nos permitirá traer a nuestra memoria a la otra persona, a la relación, sin culpa ni rabia.

Para facilitar el proceso de duelo, no busques a tu ex pareja, rompe contacto con ella, al menos por un tiempo. No dejes que los demás te vengan con comentarios o chismes. Esto te evitará interpretaciones de pensamientos o actitudes que no conocemos y comportamiento que puede que no se ajusten o que esté muy alejada de la realidad.

Recuerda que el duelo requiere de tiempo y esfuerzo, que depende de la situación individual, del tipo de relación que mantuviste con esa persona, de las circunstancias que rodean a la ruptura de la relación, de los rasgos de personalidad de quien lo vive.

Cicatrizamos más fácilmente nuestra herida buscando información acerca de lo que es y lo que se siente durante el proceso de duelo, cuánto dura, qué factores modifican o alteran el proceso de cicatrización.

Aunque es muy doloroso, esto permite una mayor descarga de angustia y dolor. Es como la cura que se le hace a una herida abierta durante el proceso de cicatrización. Reconociendo y tratando cada uno de los componentes de nuestro dolor y realizando actividades para superarlo, la herida se irá cerrando.

Reconociendo y tratando cada uno de los componentes de nuestro dolor y realizando actividades para superarlo, la herida se irá cerrando.

No pretendas no vivir o acelerar un proceso que tiene varias etapas y que es propia de los seres humanos. De ti depende que el proceso se acelere o se retrase.

Asume el control de tu vida

Acércate a las personas en plan de amistad, no te aísles, aunque ese sea tu deseo. Busca a la gente, no esperes que ellos te busquen a ti. Recobra o crea un círculo social y mantente ocupado en actividades que requieran esfuerzo físico.

No dudes en utilizar formas paras descargar tu angustia, tu estrés, con ejercicios físicos, relajación, imaginería, pasatiempos, deportes. Recupera las actividades que antes te agradaban y habías dejado por tu relación. El fin es reconstruirse, volver a vivir con plenitud.

Comienza a asumir el control de tu vida si quieres superar una ruptura, realiza los cambios necesarios para recuperarte, para recuperar tu realidad, para levantar tu autoestima, tu personalidad, para darle un nuevo sentido a tu vida.

Observa las oportunidades que tienes en este momento, analiza la situación y ve los pros y los contras de la situación. Analiza y ve el lado positivo, aprende de la experiencia, utiliza todos tus recursos biológicos, psicológicos y ambientales para salir adelante con fe y esperanza en un futuro mejor.

Busca tu bienestar físico y psicológico: esfuérzate por dormir bien, comer y trabajar bien; mantener relaciones sociales saludables, dominar o retomar alguna actividad o tarea que te haga sentir útil y bien, dale sentido y pertenencia a tu vida, mantén el control de tu propio destino, siente satisfacción de ti mismo y de tu propia existencia.

Recuperando nuestra realidad, nuestro sentido de la vida, nuestra alegría y buen humor y la confianza en el mundo, estaremos estableciendo las bases para un futuro sano y seguro Queda la cicatriz que, como toda herida, molestará de vez en cuando.

Neutraliza esa carga pesada que es la culpa y el rencor

No son los hechos los que nos hacen sufrir sino el significado que le damos a los acontecimientos. Es el cómo percibimos, vemos, oímos y sentimos la experiencia de la ruptura y la separación y cómo esta se grava en nuestra memoria.

El recuerdo ligado a las emociones que hacen que emerjan todos esos sentimientos y que se reflejan en nuestras reacciones corporales y en nuestra conducta es lo que nos hace sufrir y nos «engancha» a la situación y a esa persona que es hoy la causa de tantos sentimientos encontrados, pues unas veces la amamos y otras la odiamos, unas veces la culpamos y otras nos culpamos.

De cómo percibimos los hechos depende de nuestra personalidad, de nuestras experiencias, del control que tengamos sobre nuestras emociones, de la forma como enfrentamos y resolvemos nuestros problemas y de la decisión, voluntad y esfuerzo que realizamos para cambiar el recuerdo de la experiencia vivida.

Buscar explicaciones, una satisfacción, reparación, o la reconciliación inmediata es con frecuencia imposible –o se tarda demasiado o nunca se logra–.

La herida permanece abierta, nuestro dolor no se cura y nos convertimos en personas angustiadas, frustradas, amargadas, malhumoradas, temerosas, pesimistas, solitarias, obsesivas, culpables, agresivas, conflictivas y enfermas, pues el recuerdo y las emociones negativas y los sentimientos encontrados, nos causan problemas físicos y psicológicos.

Para liberarnos de la pesada carga del recuerdo que lastima y limita debemos primero olvidar y luego perdonar. Olvidar es una de las funciones de la memoria que nos permite liberar de nuestra conciencia, el dolor que acompaña las experiencias penosas.

El tiempo para olvidar y superar una ruptura es muy personal y es involuntario. No se pueden cambiar los hechos, pero si la experiencia de los mismos. Es decir, podemos esforzarnos por transformar el recuerdo y acelerar el proceso del olvido.

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