La edad en la que somos más infelices

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La edad en la que somos más infelices

De acuerdo con las estadísticas generales, entre los 40 y 50 años, los individuos experimentan una etapa de gran malestar psicológico. Popularmente, este periodo es conocido como “La Crisis de la Mediana Edad”; etapa en la que el individuo reconoce estar más cerca de envejecer y puede sentirse frustrado por aquellos proyectos que no ha podido completar. Sin embargo, los estudios nos indican que la resolución positiva de esta etapa genera un incremento progresivo de la sensación de felicidad durante el resto de la vida.

Crisis de la mediana edad

Cuando una persona entra en la década de los 40 años, puede llegar a sentir que su vida comienza a perder sentido. Por lo general, durante esta etapa, el adulto ya tiene una vida bastante consolidada, con un trabajo estable y una familia. Sin embargo, un adulto de mediana edad tenderá a no sentirse tan satisfecho con este tipo de logros, sino a reflexionar acerca de aquellos objetivos que no ha alcanzado para su edad. Por tanto, la crisis de la mediana edad se trata de una época en la que el individuo revalúa sus expectativas de vida, lo cual puede hacerlo sentir muy frustrado, dándose cuenta de que está más cerca de envejecer y aún le quedan muchos proyectos por llevar a cabo.

La Crisis de la Mediana Edad ha sido presentada en series y películas como un evento divertido y caricaturesco. Con frecuencia, el personaje que se encuentra en esta etapa se siente atascado en una rutina con su matrimonio y su trabajo; añorando sus días felices de juventud. Por este motivo, termina haciendo esfuerzos desesperados por recuperar la pasión de su juventud, llevando a cabo actividades que ya no son propias de su edad. O, desde una perspectiva un poco más melancólica, la crisis de mediana edad puede ser representada como un periodo de desmotivación general. Así, el personaje que la sufre lo tiene todo, pero nada le satisface.

A pesar de que la cultura popular se haya encargado de brindar esta imagen cómica o dramática de la crisis de mediana edad, a nivel científico se ha planteado de otra forma. En primer lugar, este término fue acuñado por primera vez en 1967 por el psicoanalista Elliot Jaques. Según este autor, lo que se presenta a partir de los 40 años es la consciencia de la mortalidad, la primera parte de la adultez ya pasó; sus tareas están propiamente realizadas. El tiempo se vuelve más corto y muchas personas ahora se dan cuenta de que no serán capaces de cumplir con todos los sueños de su juventud. Por tanto, este periodo representa la necesidad de reconocer la eventual mortalidad y abandonar las imágenes juveniles de sí mismo.

Curva U de la felicidad

En el año 2008, los investigadores David Blanchflower y Andrew Oswald realizaron un estudio científico en el que determinaron que el bienestar psicológico tiene forma de U a lo largo de la vida. Este experimento fue realizado recopilando los datos de más de 50.000 estadounidenses y europeos occidentales; y comparando los resultados con poblaciones latinoamericanas y asiáticas, lo cual generó un resultado similar.

Entonces, lo que esta investigación determinó es que, durante los primeros años de juventud, las personas mantienen niveles altos de felicidad. Pero, esta sensación de bienestar va decreciendo hasta llegar a su punto más bajo en la adultez media, periodo conocido como “La crisis de mediana Edad”. Cuando la persona logra aceptar su situación de vida y aceptar lo que ha logrado, comienza a generarse nuevamente el bienestar psicológico. A partir de este momento, la felicidad comienza a subir hasta el final de la vida, por este motivo, se dice que la felicidad tiene forma de “U”. Por tanto, puede que la adultez media sea el periodo más triste según la ciencia; sin embargo, las personas no suelen quedarse en ese estado depresivo mucho tiempo y, al superar esa etapa, su estado de ánimo mejora notablemente.

Teoría de las etapas de desarrollo de Erik Erikson

Erik Erikson fue un autor que se basó en la Teoría de las fases de desarrollo psicosexual elaboradas por Sigmund Freud, para generar su propia investigación teórica. Así, decidió estudiar el desarrollo del individuo no solo durante la etapa infantil, sino que amplió la teoría hasta el final de la vida. También, en su planteamiento se centró en la dimensión social, cultural e histórica, generando un aporte extraordinario a la teoría freudiana.

En este sentido, Erikson plantea que el individuo atraviesa por ocho etapas a lo largo de su vida, las cuales aparecen debido a un conflicto entre dos fuerzas. Por tanto, la resolución positiva de tal conflicto generaría una fuerza, virtud o potencialidad que el individuo podrá usar a lo largo de su existencia. No obstante, el no lograr afrontar los conflictos propios de cada etapa generarían patologías psíquicas, pues el sujeto no se vería bien adaptado a su ambiente.

De acuerdo con Erikson, entre los 30 y los 50 años, los adultos experimentan un conflicto entre la Generatividad y el Estancamiento. Esta situación proviene después del primer periodo de paternidad, pues el impulso generativo decae. Por consiguiente, la persona ya no es capaz de ser tan productivo como lo era antes, y podría sentir que la mayoría de sus planes no fueron realizados. No obstante, la resolución de esta crisis consistiría en entender que ahora el individuo debe encargarse de velar por el cuidado y el bien de otros, de las nuevas generaciones. Así, el poder superar esta etapa de forma positiva, traería la virtud de la caridad, es decir, la capacidad de brindar amor y cuidado a los otros, en vez de a uno mismo.

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