¿Por qué nos enamoramos de las personas que no nos convienen? el Síndrome de la atracción invertida
¿Por qué nos enamoramos de las personas que no nos convienen? el Síndrome de la atracción invertida
Nuestras funciones mentales pueden alterarse antes de ser concebidos, durante el proceso de gestación y durante el tiempo de interacción con otros seres humanos durante nuestro ciclo de vida en el desarrollo humano. La neurociencia social supone que el cerebro influye en el ambiente y el ambiente en el cerebro. “Es la relación entre los procesos neurológicos del cerebro y los procesos sociales” (Franzoi, 2007, pág. 21).
Existen factores de protección del cerebro y cuando no se cumplen, hay consecuencias en la interacción social y en la salud cerebral. El neurólogo y científico Facundo Manes recomienda para cuidar el cerebro: “tener vínculos sociales positivos, el optimismo, hacer ejercicio físico, mantener una mente activa, aprendiendo cosas nuevas, tener una dieta saludable, manejar el estrés y dormir bien. Señala que, la manera en que pensamos, determina la forma en que sentimos. La realidad no se puede cambiar, lo que sí se puede cambiar, es la manera en que la reevaluamos”. (Aprendemosjuntos, 2019).
Luego entonces, la salud de nuestro cerebro, puede cambiar durante la gestación y a lo largo de toda nuestra vida. Ningún cerebro funciona exactamente igual. Y, este órgano tan importante puede enfermar y enfermar a otros cerebros: por la influencia que puede ejercer en el ambiente.
A finales de los años ochenta del siglo pasado, se estrenaba una película que causó furor por su temática: «Atracción Fatal». Un abogado exitoso llamado Dan, tiene una vida perfecta, conoce a Alex, una mujer muy atractiva que lo seduce y lo acosa. Se obsesiona con él y las cosas terminan muy mal. Alex ataca a la esposa Beth, esposa de Dan e incluso mata a la mascota de su hijita (una conejita). En el desenlace final Alex, resulta muerta por la esposa de Dan, después de que Alex en repetidas ocasiones trata de hacerle daño a Dan y a toda la familia. ¡Wau! Una historia realmente espeluznante. Al menos en esa época, en el ambiente se percibía el miedo a ser infiel por las consecuencias de encontrar en el camino a alguien como la perturbada Alex.
¿Qué nos cuenta esta historia? Son muchas las reflexiones. Cruzar una mirada, una sonrisa, hablar por un momento, puede resultar en una atracción fatal, en una atracción invertida, en una aventura, en una tragedia, pero todo empieza con una atracción mutua y con un enamoramiento potencial.
Así, sentirse enamorado y tener alguna alteración de la personalidad puede ser muy peligroso, y se desencadena un apego disfuncional y desmedido. Se presenta, un pensamiento distorsionado y delirante, como si la pareja potencial se conociera de años, y con ello puede iniciar una relación tóxica que empieza con un poco de pasión, la cual sube hasta los cielos.
Con una mirada y unas cuantas palabras amables, así empezó la travesía pasional y amorosa de Dan y Alex.
La versión moderna de la atracción fatal, hoy la podríamos encontrar también, cuando seguimos obsesivamente a alguien en las redes o stalkeamos a una persona, se vuelve rutinario en el formato digital: acecharla, espiarla, husmearla o incluso ser intrusivos en el formato presencial.
Contenido
El origen del síndrome de la atracción invertida
Te odio y te quiero
Porque a ti te debo
Mis horas amargas
Mis horas de miel.
Canción de Julio Jaramillo
El tema de las parejas disparejas, tiene tantas aristas que desde donde le observamos al parecer presenta paradojas. Los temas de pareja son inagotables e inacabables. Antes ya he mencionado qué, en el enamoramiento, para decir que es enamoramiento, existe un sentimiento mutuo de atracción entre los amantes. Lo demás es hostigamiento o acoso cuando es unilateral el asunto.
Ese flechazo inicial, podría ser atracción a primera vista. Y, ese es el punto de partida para elegir a una persona. Uno de los puntos ciegos de estar enamorado, es ver en el otro lo que no es. En idealizar su imagen y en crearnos expectativas excesivamente positivas, en ocasiones uno del otro. Percibimos la realidad de forma distorsionada como un oasis en el desierto, un espejismo tan bello, que vale la pena arriesgarse. Veo en la pareja: el amor de mi vida, mi media naranja, mi alma gemela, estar hechos el uno para el otro. ¡Ah! El recuerdo abruma mis sentidos y también me produce placer. La neurociencia ha comprobado que la expectativa del placer, produce placer, y el solo recuerdo de algo bonito cambia la química del cerebro para sentir bonito, es una gran descarga de dopamina.
Sin embargo, en este caso la diada, ve de manera recíproca cosas muy positivas, pero también existe otro lado de la realidad. ¿Qué sucede, si ambos ven cosas muy positivas en su futuro, pero al menos uno de ellos, observa una realidad completamente diferente?
En la película Madagascar, Alex el león y Marty la cebra, son mejores amigos. Sin embargo, cuando el entorno cambia para todos y llegan a una isla donde no hay humanos que los alimenten como en el zoológico de Nueva York. Alex, en una de las escenas empieza a ver a todos con cara de filete. Marty, está presentando a Alex, hablando de él cosas muy positivas por la amistad que les une, pero Alex, siendo carnívoro, empieza a ver a Marty también con cara de filete, que puede devorar, hasta propinarle una mordida inconsciente.
Este tipo de situaciones, suceden en realidad. Mientras una persona con buenas intenciones ve a una pareja potencial como buena persona, la otra con cierto índice de maldad, ve una pareja que puede cosificar y vulnerar. Una presa fácil de la que podrá abusar de tiempo completo. En México decimos: “el león cree que todos son de su condición”. El significado simple es: “si soy una persona con buenas intenciones, la otra persona seguramente será igual conmigo”.
Sin embargo, en este caso: en la presencia y contacto con el otro, uno sacará inconscientemente, la mejor parte de sí para darla en la diada. Mientras, que el otro sacará la peor parte de sí, para dársela al otro también, pero en sentido inverso. Llamaré a este tipo de conducta: “el síndrome de la atracción invertida”.
Mientras uno de los miembros, ve la posibilidad de estar en pareja, sacar lo mejor de sí, y ofrecerlo al otro, el otro miembro, verá la posibilidad de sacar inconscientemente lo peor para aprovecharse de la pareja.
Y, lo mejor de esta paradoja es que ambos van en el mismo camino, enfrentando las adversidades.
Cuando una persona es socialmente deseable y llena de virtudes, también en México, decimos que “es un estuche de monerías”. Esto significa que tiene muchas cualidades positivas: ocultas y visibles. Mientras qué, del otro lado, saldrán solo cosas inconscientes, deliberadamente negativas. Saldrá, “un estuche de porquerías” o cosas negativas.
Es un cóncavo y un convexo, es una relación invertida. La persona buena (altruista), en un punto ciego, se podrá enamorar del malo (egoísta), pensando que es bueno. Y, el malo, se aprovechará del bueno, pensando justo que es bueno. El bueno, no alcanzara en un primer momento a imaginar las intenciones negativas del malo. ¡Es el mundo al revés!
Para entender aún más el Síndrome de la atracción invertida, precisemos el significado de la palabra síndrome:
Síndrome: es un “conjunto de síntomas o signos que por lo general se deben a una sola causa (o conjunto de causas relacionadas) y que en conjunto indican una enfermedad o trastorno físico o mental particular” (APA, 2010, pág. 468).
Síndrome: “colección de síntomas que forman un patrón definible” (Halgin & Krauss, 2004, pág. 601).
Síndrome: “Ciertos síntomas que tienden a ocurrir regularmente en aglomerados”. (Sue, Wing & Sue, 2010).
Se distinguen varios elementos: una etiología múltiple, pues muy difícilmente una conducta se debe a una sola causa. Y dos elementos más: los signos (son las manifestaciones objetivas que muestra un paciente, tales como: ser muy bueno o muy malo en el comportamiento) y los síntomas (son las manifestaciones subjetivas que tiene un paciente, tales como: pensar que me mi pareja me va a tratar bien, porque soy buena persona).
A la persona egoísta, no le interesa reconocer sus síntomas y menos compartirlos con la pareja, por ejemplo: ser egocéntrico, narcisista, rencoroso, impulsivo, no empático, etcétera. Y la persona altruista, al menos en principio en el enamoramiento, por la ceguera del amor, la miopía del futuro, su impronta familiar y otros elementos más, no podrá detectar las malas intenciones de su pareja y estas podrían pasar desapercibidas.
¿Se puede hablar de un sólo perfil de personas egoístas?
¿Qué triste es querer a alguien que no sabe querer?, pero aún más triste es el no poder dejarlo de querer.
Quienes son los «malos» en la díada, no se trata de un perfil homogéneo y eso hace más difícil detectar a quién llega a la relación con malas intenciones y con la idea de hacer daño.
Sin embargo, sí existen una serie de conductas que pueden darnos cuenta de la maldad del otro: pueden ser sin distinción hombres y mujeres, los malos o los buenos.
En el terreno de las personas egoístas que pueden hacernos daño, la gama es muy amplia y muestran características tales como: ser caprichosas, tóxicas, celotípicas, chantajistas emocionales, violentas y que practican agresión física y psicológica, social y sexual, y por supuesto incluye la agresión pasiva. En general tienen mal carácter, pero no es una regla. Tienen dificultad para manejar las emociones, no son empáticos, ni solidarios, difícilmente experimentan sentimientos de culpa después de una agresión a la pareja, son controladores y en general sienten desprecio por la persona “amada” o víctima. Sin embargo, no todos son iguales. Unos son peores que otros.
¡Nadie da lo que no tiene!
Muchos son los factores de protección del cerebro y afortunadamente podemos consultar con la seguridad de que verdaderos especialistas han puesto su mejor empeño para ir al fondo del problema.
La impronta de las experiencias tempranas
Desde antes de la concepción, la calidad de relación que vivieron nuestros padres, si fuimos planeados o no, si fuimos abandonados o si el estilo de crianza fue dañino o negativo, va marcando nuestro paso por la vida y va quedando grabado en nuestro cerebro.
La capacidad de aprendizaje que tiene un bebé es asombrosa. Sin embargo, un cerebro tan joven también es extremadamente vulnerable a heridas psicológicas que ocurran durante este periodo; como son el abandono, el maltrato o incluso el terror), experimenta cambios físicos en su cerebro (Duhne, 2000). La plasticidad cerebral opera en lo “bueno” y en lo “malo” somos capaces de adaptarnos a caminos de aprendizaje de las matemáticas o del dolor. El cerebro no alcanza a distinguir entre el dolor físico y el dolor emocional. Ambos generan estrés y dificultades en el proceso de adaptación a la vida.
En las familias donde los adultos usan la violencia, es mucho más probable que los niños la usen al crecer(Guille, 2004; Tjaden y Thoennes, 2000). Este es el sello de la impronta familiar, esto es, las primeras experiencias sensoriales buenas (abrazos, besos o caricias) o malas (golpes, indiferencia o malos tratos) quedan grabadas en nuestro cerebro y estas conductas se normalizan y se practican tarde o temprano.
La importancia del contacto con los padres o cuidadores como factores de prevención en la salud mental
Por ejemplo, la psicoanalista Sue Gerhardt, señala la importancia del contacto de la madre o los cuidadores con los bebés y los niños en los primeros tres años de su vida. Muchos sistemas del cerebro se desarrollan durante este periodo, crucial para gestionar la respuesta emocional y preparar el aprendizaje. Señala que “ocuparse de la atención de los bebés es la mejor manera de prevenir las enfermedades mentales y bajar los índices de violencia y delincuencia”. (Iskandar, 2013). El contacto, las caricias, los besos y los mimos de la madre, le produce a la madre y al bebé dosis de oxitocina (hormona de la paz, la relación, el descanso y la relajación) y de dopamina (hormona del placer), que le ayudarán a contra restar el cortisol (hormona del estrés) y ambos podrán percibir, un ambiente más seguro.
Por el contrario, un ambiente negativo, alrededor de personas potencialmente violentas puede desencadenar en conductas aún más violentas como lo ha demostrado Jonathan Pincus y Michael Stone (Pincus, 2013) en su análisis de los asesinos seriales. Incluso personas “sanas” rodeadas de un ambiente negativo puede hacer que las personas “buenas” actúen como “malas”, como sucedió en el experimento de la prisión de Stanford (Zimbardo, 2
Regresamos aquí a la importancia de la neurociencia social, en donde el ambiente es definitivo para desencadenar conductas sanas o conductas violentas. El neurólogo Jonathan H. Pincus (2013) encontró en asesinos seriales tres componentes básicos: abusos, daño cerebral y enfermedad mental. El psiquiatra Michel Stone ha llegado a las mismas conclusiones que Pincus. Las lesiones cerebrales y las enfermedades mentales son la pólvora y los abusos en la infancia encienden la mecha. En la excepción de estos componentes se encuentra Ted Bundy, su característica es que era un psicópata y no sentía emociones ni miedo (Pincus, 2013). Ted sufrió abandono por parte de su padre biológico y nunca estableció un lazo afectivo con su padrastro. En general fue considerado como un estudiante brillante. Y, confesó haber cometido al menos 30 asesinatos de mujeres.
Luego entonces, la estructura cerebral, que depende mayormente de la genética, no siempre es determinante para que un individuo sea violento, ya que el entorno puede asimismo modificar su estructura.
¿Quiénes serían este tipo de personas?
La lista es un poco más extensa, solo se enumeran algunas cuántas, así como sus principales criterios diagnósticos visibles relacionados con la violencia que alteran las relaciones con una pareja. La idea de solo mostrar algunos criterios diagnósticos (signos) es para que quien esté pasando por una relación conflictiva, pueda detectar patrones de conducta violentos:
Trastorno limítrofe de la personalidad: Esfuerzos para evitar el abandono real o imaginario, como iniciar rápidamente relaciones íntimas (físicas o emocionales) o cortar la comunicación con alguien por miedo a ser abandonado. Un patrón de relaciones intensas e inestables con familiares, amigos y seres queridos, que en general cambia de la cercanía y amor extremos (idealización) a una aversión o ira extremas (devaluación). Ánimos intensos y muy cambiables, con episodios que duran desde unas pocas horas hasta varios días. Ira intensa e inapropiada o problemas para controlar la ira. Dificultad para confiar, que a veces va acompañada de miedo irracional a las intenciones de otras personas. (NIH, s/f).
Trastorno antisocial de la personalidad o sociopatía: Desprecio por el bien y el mal. Mentiras o engaños persistentes para explotar a otros. Ser insensible e irrespetuoso con los demás. Tratar a los demás con crueldad o indiferencia. Usar el encanto o el ingenio para manipular a otros para beneficio o placer personal. Arrogancia, sentido de superioridad y ser extremadamente persuasivos. Falta de empatía por los demás y de remordimiento por dañar a otros (Clínica Mayo, 2020).
Los psicópatas son un subgrupo dentro del diagnóstico del trastorno antisocial de la personalidad: Facilidad de palabra/encanto superficial. Sentido desmesurado de autovalía. Mentiroso patológico. Estafador/manipulador. Ausencia de remordimiento o sentimiento de culpa. Afecto superficial. Insensibilidad afectiva/ausencia de empatía. Frecuentes relaciones maritales de corta duración. Impulsividad. Pobre autocontrol de la conducta. Conducta sexual promiscua. (Martínez, 2010).
Trastorno narcisista de la personalidad: Tener un sentido exagerado de prepotencia. Tener un sentido de privilegio y necesitar una admiración excesiva y constante. Esperar que se reconozca su superioridad, incluso sin logros que la justifiquen. Exagerar los logros y los talentos. Estar preocupadas por fantasías acerca del éxito, el poder, la brillantez, la belleza o la pareja perfecta. Creer que son superiores y que solo pueden vincularse con personas especiales como ellas. Sacar ventaja de los demás para lograr lo que desean. Tener incapacidad o falta de voluntad para reconocer las necesidades y los sentimientos de los demás. Comportarse de manera arrogante o altanera, dando la impresión de engreídos, jactanciosos y pretenciosos. Insistir en tener lo mejor de todo; por ejemplo, el mejor auto o el mejor consultorio. Tener dificultad para regular las emociones y la conducta. (Mayo Clinic, 2022).
Trastorno delirante celotípico: La persona mantiene la idea delirante con absoluta convicción. A pesar de que la evidencia y la lógica muestren lo contrario, la persona afectada se mantendrá inmodificable en su idea. En el caso de la celotipia, es la idea de que está siendo engañada por su pareja. El contenido de las ideas delirantes es poco probable y en ocasiones, llegan al extremo de ser fantasiosas. La persona puede experimentar intolerancia, irritabilidad extrema, agresividad y confrontación que no se limita a su pareja, ni a su familia, sino que se extiende a su círculo social. (MGA, 2010).