¿Qué es el amor?
¿Qué es el amor?
Cuando el hombre no es capaz de relacionarse con sus semejantes, de participar, de fraternizar, de hacer amistades, de desarrollar afecto, en otras palabras no es capaz de amar, puede entrar en un proceso de aislamiento que eventualmente lo puede llevar a conductas de inhibición social y en últimas a una enfermedad mental que puede adquirir con el tiempo características serias.
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La necesidad de amor y afecto
El hombre actuando como individuo dentro de la sociedad tiende al aislamiento. Una manera de superar la soledad del aislamiento es su capacidad de relacionarse con otra persona o grupo de personas, desarrollando afecto, sentimientos compartidos, simpatía, tolerancia, comprensión, compromiso. Todos éstos sentimientos tienen que ver con la capacidad del individuo de desarrollar su propia facultad de ejercitarlos y no por la acción externa a la persona, ya sea Dios, otro individuo, un animal o cualquier institución. En otras palabras el hombre se relaciona con sus semejantes de acuerdo a una facultad o capacidad de expresar amor.
¿Pero qué es realmente el amor? ¿Cuál es el concepto que la gente tiene de éste sentimiento que ha sido objeto del ingenio de tantos y tantos escritores, literatos, pensadores y poetas desde la antigüedad hasta nuestros días?
En los valores de nuestra cultura occidental, algunas personas han visto el amor como un artículo ó un bien que proporciona felicidad, que adorna nuestra vida y permite el pleno ejercicio de ella.
Otros han visto el amor como un medio para descargar sus pasiones, que condiciona y perturba sus vidas. Como una fuerza incontrolable que puede traer consecuencias gratificantes ó por el contrario consecuencias muy negativas; aún así lo aceptan venga como venga.
Otras personas consideran que el amor consiste simplemente en ser amado por el otro. Es decir lo fundamental para ellos no es amar sino recibir el amor.
Naturalmente éstas reflexiones se refieren al amor de pareja y no exactamente al amor fraternal, maternal, al amor por un amigo ó al amor por grupos de personas que conformen una determinada institución.
¿Qué es lo que condiciona el amor?
¿Si es una sensación placentera, qué es lo que lo produce, de qué depende? ¿Es muy común que las personas piensen que es una cuestión que está fuera de su control, que es una cuestión de azar, de suerte, algo con que uno se encuentra en determinado momento? Es estar en el momento y lugar apropiados.
Para la mayoría de la gente el problema del amor está en ser amado. En cómo ser objetos de amor. Para lograrlo recurren a ciertos mecanismos para conquistar el amor de otros.
Por ejemplo, muchos hombres sueñan con el éxito, que los lleve a conquistar poder y dinero que los conviertan en objetos susceptibles de amor. Las mujeres tienden a buscar permanecer atractivas, por ejemplo cuidando en extremo su apariencia física, su vestuario, usando joyas costosas, para fijar la atención de la persona que las debe amar.
En general existen muchas maneras de hacerse atractivo que utilizan tanto hombres como mujeres que van desde los finos modales, las conversaciones interesantes, la falsa modestia, los regalos espléndidos, las atenciones especiales etc., ¿todas éstas son formas de hacerse querer?.
Todas estas concepciones del amor, están erradas porque parten de una premisa equivocada que es creer que el amor es un sentimiento que depende o está condicionado por un objeto externo a la persona misma y no a su propia facultad de sentirlo, de desarrollarlo de acuerdo a sus propias capacidades. Quizás aquí radica una de las causas más importantes por la que las parejas no logran relaciones duraderas. Es que una persona no desarrolla su propia facultad de amar.
No es el fuego de un amor apasionado, que al cabo del tiempo se extingue, si no el esfuerzo incesante, permanente de acercarse a un ser humano del otro sexo, lo que permite que el amor entre una pareja permanezca vivo. Y este encuentro debe buscarse con todas las cualidades que dependen de la madurez y de la razón humanas, como los sentimientos de responsabilidad, respeto y conocimiento propio y de la otra persona.
El que puede asumir responsabilidad, tanto propia como ajena, podrá saber lo que es la tarea del amor. Pero para esto es necesario que se respete la personalidad de aquel a quien se ama. Y sólo se puede respetar lo que se conoce. Sobre éstas bases se puede desarrollar una verdadera relación de amor, que perdure y crezca con el tiempo y las circunstancias difíciles que seguramente deberá afrontar.
El amor no existe sin conflicto
Muchas personas, desde luego equivocadamente, sueñan con un amor sin conflictos ni problemas. Los medios de comunicación por circunstancias de audiencia, de mercadeo, suelen construir a través de películas y telenovelas una imagen ideal del amor, que en la realidad no existe. Unido esto al desconocimiento del mundo y en algunos casos a ingenuidad, termina por producir en las personas grandes decepciones amorosas. Frente a esta circunstancia, hay que decir que no hay relación amorosa auténtica que esté libre de situaciones adversas.
Una relación que proviene de las profundidades de la personalidad siempre estará sujeta a remesones y sacudidas de diferente índole. Siempre estará en dificultades, se correrán riesgos, amenazas y existirá sufrimiento. Soportar los inconvenientes y las contradicciones de dos personas, pero al tiempo permitir su inconmovible adhesión recíproca es la característica de una verdadera relación amorosa. Siempre las discrepancias deben transcurrir sin llegar a herir o agredir a la otra persona, dentro del marco de la responsabilidad, del respeto y del conocimiento mutuo.
Entendido el amor como una facultad del hombre que puede ser desarrollada y cultivada a través de su existencia, es importante analizar la influencia del medio en el desarrollo de la capacidad de amar de un individuo. Es indudable la importancia que la cultura de una sociedad ejerce sobre el carácter de las personas.
La sociedad capitalista moderna ha creado un hombre automatizado, solitario y enajenado de sí mismo, de sus semejantes y de la naturaleza. Sus relaciones humanas están caracterizadas por la rutina que le impone el modelo de producción en el trabajo, en la inmediatez de su vida cotidiana, en el acelere del tiempo y el espacio, en la estandarización que le imponen los medios de comunicación a través de la publicidad y de las imágenes virtuales con modelos ideales del hombre, que impiden que el individuo estimule la capacidad de disentir, de reflexionar sobre sus propios sentimientos.
Este medio es el que el hombre confronta ó encuentra para poder desarrollar su facultad de amar, desde luego inapropiado e inconveniente, termina por producir unas relaciones amorosas raquíticas, o formas diferentes del verdadero amor producto de la razón y el sentimiento humanos.
Entretenimiento y consumismo para paliar la soledad
Pero esta sociedad moderna de alguna manera ofrece ciertos paliativos o contentillos, que ayudan a la gente a ignorar su soledad. Aparte de la estricta rutina del trabajo mecanizado que ayuda a la gente a no tomar conciencia de sus deseos humanos fundamentales, la sociedad también le suministra toda una rutina de la diversión, que no es otra cosa que el consumo pasivo de imágenes y sonidos que ofrece la industria del entretenimiento. Bajo el postulado de que la felicidad del hombre moderno radica en divertirse, lo induce a consumir y asimilar artículos, espectáculos, comida, bebidas, cigarrillos, gente, libros, películas, etc.
Las parejas encuentran en la diversión sea en el cine, en la televisión o en las discotecas una manera «válida» de soportar una relación que no es otra cosa que una manera de eludir el encuentro con una verdadera forma de amarse. Es posible que en muchos casos éstas formas de amor estén soportados no por sentimientos nacidos del fondo de la personalidad sino por una ambientación externa que con el tiempo no perdurará.
La imagen de la belleza de una mujer que ha motivado a un hombre a experimentar un sentimiento amoroso hacia ella, desaparece con el tiempo. Entonces también desaparece el amor que creía sentir por esa persona.
El caso de las relaciones entre personas muy jóvenes en donde la relación se desarrolla en un marco de aparente felicidad, entre fiestas, baile, cine, diversión, libre de presiones, empieza a complicarse cuando cada uno tiene que enfrentar la dura realidad de asumir su propia responsabilidad. Entonces desaparece el entorno que favorecía ésa relación y el amor que creían sentir también empieza a marcharse. En éstos y muchos otros casos los hombres y las mujeres han desarrollado ciertas maneras de pseudo amor, más inducidos por unos patrones sociales que los moldean y los conducen hacia actitudes automatizadas, que por verdaderos sentimientos de compromiso, respeto y conocimiento mutuos.
Las bases de una relación amorosa satisfactoria
Para concluir este amplio tema que entre otras cosas es muy difícil de tratar en tan poco espacio citare a Melaine Klein, psicoanalista, austriaca cuando dice: una relación estable y satisfactoria entre un hombre y una mujer, como la que puede existir en un matrimonio feliz. Involucra un vínculo profundo y capacidad para el sacrificio mutuo y para compartir tanto el dolor como el placer, tanto los intereses como los goces sexuales. Una relación de esta índole abre un extenso ámbito para las más diversas manifestaciones de amor.
En lo referente a la sexualidad, algunos creen que la atracción y la satisfacción sexual, son condición suficiente para sentir y consolidar el amor por la otra persona. Pero con el tiempo el deseo sexual se pierde y entonces el amor, que está determinado por ésa atracción sexual, también se va. Hay parejas que el fuego de la atracción sexual los lleva a construir relaciones muy apasionadas, pero carentes de compromiso de responsabilidad, respeto y conocimiento mutuo, lo que las convierte con el transcurrir del tiempo y de las dificultades, en relaciones no sostenibles.
Habría que aclarar que el amor no significa satisfacción sexual; más bien podemos decir que el goce y el entendimiento sexual se dan como producto del amor auténtico entre dos personas.