Repartir las tareas del hogar, la base de una convivencia saludable y enriquecedora

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Repartir las tareas del hogar, la base de una convivencia saludable y enriquecedora

El reparto de las tareas del hogar no es ninguna broma. La convivencia en pareja puede ser altamente saludable pero, si nos olvidamos de cumplir las normas base, seguramente vaya bajando la dedicación, el interés y el respeto por el otro. Cumplir con esto, además de ser civilizado, es una señal de compromiso.

Independientemente del tiempo que dedicamos a las tareas de casa, si vivimos con otra persona se hace fundamental que ambas partes cumplan, que todos tengan obligaciones que atender dentro de la vivienda. Esto, que en un principio puede que no sea tan sencillo, se consigue con disciplina, esmero y sabiendo que el otro no nos debe nada, no tiene que hacer las cosas por nosotros.

¿Cuáles son los beneficios del reparto de tareas en pareja?

No delegar toda la acción del hogar en nuestra pareja es una muestra de respeto hacia el otro, una manera de mostrar el respeto hacia la persona que queremos. El sentido de la participación nos puede valer para muchas cosas y es que, se ha comprobado que quien colabora con su amante, es mucho más feliz.

Más allá de involucrar en las tareas domésticas a los hijos -que será mucho más fácil para matrimonios que hayan establecido esta disciplina entre ellos anteriormente- se hace fundamental que aprendamos a ver cuáles son los beneficios. A continuación, para que estés al tanto, te dejamos con algunos de los más importantes:

Mayor complicidad con la pareja

Compartir responsabilidades supone que asumes el involucrarte en un proyecto en común, que respetas y valoras el tiempo de la otra parte viendo que es cosa de los dos, que nadie tiene que llevar por completo la carga del hogar. Sin importar los metros que tenga la casa, conviene que nos pongamos manos a la obra para después disfrutar juntos también por igual.

Mejor clima familiar

La participación en casa mejora considerablemente el clima familiar. Reduciendo los episodios de estrés, se dan menos peleas y conseguimos una sensación de igualdad que nos permite ser felices, estar siempre de buen humor y disfrutar más de la vida tanto en pareja como a solas.

Fomenta la autonomía

La colaboración en casa no solo nos ayuda respecto a la estabilidad en pareja sino también con nosotros mismos. Aprendiendo a hacer las cosas uno solo ganamos autonomía y conocimientos para cualquier idea que nos venga cuando no está el otro. ¿No crees que es genial algo así?

Buena distribución del tiempo

Cuando compartimos responsabilidades en el hogar la organización del tiempo es mucho mejor y es que, ambas personas tendrán opciones de ocio, capacidad -y ganas- de disfrutar de lo que queda del día. Perfecto para seguir cultivando la armonía, sin duda es una garantía de que las dos partes están aprendiendo el valor de las cosas.

Modelo de igualdad

El reparto de tareas en casa también nos vale para combatir la idea de género. Creando un modelo de igualdad real, se hace fundamental que la pareja no cambie de actitud con el paso del tiempo y empiece a considerar que la limpieza y/o mantenimiento de la casa compete solo a la mujer.

¿Cómo podemos hacer que la pareja colabore en las tareas del hogar?

La colaboración en los haceres del hogar es una cuestión de disciplina. Si bien son muchas las personas que no la traen de casa -en lo que respecta a las labores domésticas especialmente los hombres- cuando nos vamos a vivir con una pareja tenemos que acatar unas normas, pensar en el otro como un compañero y no como alguien que está obligado a hacernos de “madre”

Elaborar una lista de tareas con las que cumplir puede ser una buena manera de comenzar a poner pie firme en la cooperación. El calendario diario, donde debemos incluir desde hacer la compra -para traer, entre otras cosas, productos que nos ayudan– hasta acciones tan simples como recoger la mesa, se tendrá que cumplir con fechas y objetivos.

Si esto no funciona, antes de montar en cólera -por más ganas que podamos tener- conviene que pensemos en una nueva estructura o formato para las actividades que hay que ejecutar. En ocasiones, no se trata de descuido o desidia sino de una mala gestión de lo que se debe hacer.

Una sonrisa de complicidad -en el caso de que estéis haciendo las labores juntos- ayuda a la parte con menos iniciativa a sentirse en el equipo, alguien que importa y que puede ir mejorando con el paso del tiempo. Siempre cuidando del otro, resulta más sencillo todo lo que tenga que ver con las obligaciones puesto que llegará el momento en que se hagan sin sentirlas como tal.

Como vemos, repartir las tareas del hogar ayuda a ambas partes de la pareja por igual y es precisamente por esto por lo que debemos cuidar más de los detalles, pensar en el tiempo que nos queda por compartir y lo bien que estaremos después de haber acabado con la faena pendiente.

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